
Las masivas manifestaciones y protestas ocurridas en Egipto y Tunez que llevaron a la destitución de sus respectivos jefes de estado, conmocionaron al mundo entero. Tales acciones han puesto al mundo árabe en el centro de la noticia. Desde hace semanas, no hay día en que no se diga algo de medio oriente. En estos momentos, otro país africano y musulman es el centro de los disturbios: sobre Libia se cierne la posibilidad de una guerra civil. Muammar al-Gaddafi, ante la ola de disturbios de la fracción opositora a su régimen, ha amenazado con limpiar Libia "casa por casa", señalando que los opositores son "terroristas que deben ser ejecutados", manotea en televisión con discursos grandilocuentes, mientras el pueblo libio se vuelca a las calles esperando lograr en su país algo similar a lo sucedido en Tunez y Egipto.
Occidente:
Occidente, mientras tanto, observa, y me refiero a sus pueblos. El europeo vitorea la valentía de los sublevados. El norteamericano aplaude su entereza para alcanzar la anhelada dem
ocracia. Algunos pueblos latinoamericanos pronostican un fin similar a las dictaduras seniles o militares en nuestro continente. Hay loas y aplausos unísonos de occidente rumbo a oriente. Esperanza de un futuro mejor para esos desdichados pueblos oprimidos. ¡De que sean reconocidos sus derechos democŕaticos plenamente como se nos son reconocidos a los que estamos de este lado del meridiano! ¡De pueblo a pueblo, con sentido fraterno, se les desea un triunfo!Realidad:
El párrafo anterior no es dicho por los pueblos, sino por los medios y repetido
consciente o inconscientemente por quien lo haya escuchado. Ningún ciudadano consciente podría desearle a otro pueblo una democracia como la nuestra. Y el ciudadano gringo tampoco debe alabar su democracia. Un puñado de individuos de clase opulenta existiendo por los partidos políticos sin más interes que hacer lo necesario para que su clase "política" y parasitaria sobreviva, todo con el fin de preservar la democracia tan amada por nuestro pueblo.Han habido dos grandes mentiras en los ultimos 200 años, inventadas para manipular a los pueblos: el patriotismo (mejor dicho patrioterismo) y la democracia.
En aras de la patria se han fraguado masacres de pueblos, exterminios masivos, aniquilamiento de naciones enteras en pro de la patria y de la nación. En nombre de la democracia igualmente han surgido revoluciones y movimientos que siempre han culminado en derramamiento de sangre y de miles y miles de muertes. Es cierto que al final de tales movimientos se han rescatado ciertos beneficios para ciertas clases sociales, pero los mayores siempre han sido para las clases más altas, las que integran el bando triunfante. En aras de un manojo de derechos universales, un puñado de hombres son los verdaderos ganadores. La URSS desapareció para que el pueblo tuviera "libertades" y se emancipara del extinto partido comunista ruso. Pero, ¿cuáles libertades consiguió el pueblo soviético?, ¿explotarse económicamente el uno sobre el otro?, ¿disfrutar un platillo de Ronald McDonald?, ¿votar? Es cierto que muchos rusos consiguieron esos pequeños lujos capitalistas, tener un mejor coche, o comprar cuantas casas quisieran, pero para la inmensa mayoría del pueblo ruso, la obtención de su "libertad" significó hambre, miseria e indiferencia.
México no es la excepción. Es cierto que la revolución mexicana trajo consigo logros sociales que antes no existían. Pero aun mantiene en el olvido a los que principalmente participaron en el movimiento: los más pobres de los pobres, sin derechos ni nada.
Aplaudir el derrumbamiento de los regímenes en medio oriente, de la forma en que están ocurriendo, es una aberración. El vacío de poder que dejan tales entes dictatoriales será dificil de ocupar, y quien lo haga lo hará para beneficio del bando que lo haya encumbrado. No esperemos que al final de todas estas revueltas, el bando triunfante sea el del pueblo, aunque así nos lo quieran presentar los medios, porque los intereses económicos en territorios tan ricos en petróleo son sumamente poderosos. Pero el análisis energético lo dejaremos para una próxima entrega.
Cuando Estados Unidos invadió Irak, los medios nos vendieron la lucha que el pueblo iraquí hizo con el ejercito aliado, hombro con hombro, en busca de alcanzar el sueño democrático y de derrocar al dictador. Años después, la realidad es que el pueblo iraquí en su conjunto, en su inmensa mayoría, no se ha beneficiado de esa lucha. Los únicos que, quizás, hayan conseguido algún beneficio habrán sido los traidores que aun a estas alturas defienden y apoyan la presencia del invasor.

Mirar una imagen televisiva y repetir lo que dijo el comunicador es muy fácil; entender el contexto de una revuelta social no lo consigues con 15 segundos de video.