El amanecer surge. La alarma del teléfono suena como siempre a las 5 de la mañana. Trato de despertar restregándome las manos en la cara. Ese espantoso sabor acre en la boca aparece. Otro día vacío. Otro deambular sin rostro. Otro mismo horizonte.
Me siento al borde de mi cama y te busco sin mirarte. Me falta tu mano. ¡Cómo sueño con tu mano! Y tu espalda, tu erótica espalda. Y ahora que la sobriedad golpea mi mente, sé que es absurdo tratar de recordarte. ¿A quién añoro? ¿Por quién sufro?, si mi cama ha sido visitada tantas veces que soy incapaz de recordar tu rostro, menos tu nombre. Dudo que me lo hubieras dicho. Yo un día soy Paco, al otro Javier, otro Israel; incluso Saul un día que me sentí misionero. Y todo acaba igual. Compartiendo el lecho, sea el mío o el ajeno con quien sea. Ebrio, drogado, solo, trasnochado, perdido, hundido sin remedio. Abandonado a mi suerte, como desde que tuve veinte. Y ahora busco un nombre. Un nombre al rostro que no distingo.
Puteado de vida. Sudo conciencia. Hurgo en mi mente buscando razones que me impidan volver a pisar los sitios que frecuento. No recuerdo ni una. No recuerdo ni dónde estuve anoche. Pero hoy milagrosamente no desperté tirado en la calle, o a los pies de una cama desconocida, o en un rincón de mi propia casa sollozando, abrazando alguna vacía botella, con el vómito endurecido en mi camisa, con mis hojas de poesía empedernida vertidas a mis pies, entre mis libros, fieles acompañantes en mi día a día. Ni pateando la puerta al vecino, ni insultando al primer pobre diablo que se me cruzara enfrente. Ni tampoco con un ojo cerrado o el hocico roto. Ni tampoco en prisión.
"Al menos podré ir al trabajo", me digo a mí mismo. Mas cuando me incorporo, todo da vueltas, la cabeza punza y mi vista se nubla: el alcohol vuelve a ascender por mi mente, castigándome, cegándome, embruteciéndome. Sigo ebrio. Me golpeo con la puerta del closet, piso alguna cosa extraña que permanecía en el suelo y caigo irremediablemente. Contemplo la basura que me rodea. Basura acumulada durante días, semanas, meses. Vasos, botellas, papeles, empaques de comida, algunos vacíos, otros aún con comida. Nada recogido. Yazco en un basurero y contemplo mi vida.
Y ahora, en una ráfaga de sobriedad me inundan los pendientes que tengo en el trabajo. Dar clase de 8 a 10 de Mecánica Estadística, una conferencia magistral en 2 semanas, terminar 3 artículos y reuniones con mis estudiantes. Tantas cosas banales, vacías al final y ninguna digna de ser mástil de mi barca, de ser ancla en mi vida. Nada que distinguiera en mi embarcación su propio barlovento o sotavento, nada que guiara mi frágil barca a puerto seguro. Ninguna por la que me dé alegría despertar y mantenerme consiente. Mejor mantenerme ebrio.
Y en medio de todo, sigo sin distinguir tu cara. ¿Por qué sigo pensando en tu cara? Creo que dejaste tu número en el buró. Con prisa insegura, manoteo sobre la pequeña mesa tirando todo lo que existía sobre ella, hasta encontrar un papel minúsculo, pero escrito con una letra ajena a la mía un número. "Llámame", recuerdo que me dijiste mientras cubrías ese par de alas tatuadas en tu espalda y te disponías a marchar. Sí, aquí está. Marco los 10 números escritos con tu puño y letra. ¿De dónde sacaste la pluma para escribir?, me pregunto. ¿Cuántos días han pasado desde que dejaste este angelical regalo? Reconozco tu voz al contestar y tu rostro, en mi mente, se ilumina de pronto. "Eres un ángel", recuerdo que te dije en la barra de ese bar oscuro, perdido a la vista de Dios, donde lo último que alguien encontraría a esa hora sería un ángel verdadero. "Y pronto sabrás porqué", contestaste. "¿No podías llamar más tarde?", me reclamas y cuelgas. Y el silencio cae de nuevo a mi lecho, frío, oscuro, inquebrantable, con el bip de low battery del celular resonante.
Otro día vacío. Otro deambular sin rostro. Puteado de vida, a seguir me dispongo. Todo sería más fácil, si volvieran unos labios a besar mis ojos.
Ooorale cabron está muy padre !!!
ResponderEliminarJeje gracias anónimo conocido!
ResponderEliminarQue excelente prosa mi estimado amigo, un saludo afectuoso!
ResponderEliminarLucia V.
Gracias Lucía!! Te mando un abrazo gigante!!
ResponderEliminar