sábado, 29 de agosto de 2009

El Templo del Morbo

Hoy me tomaré unos minutos para decir las razones del título de este blog: el Templo del Morbo de Paco Yago. Lo de Yago es por mi admiración al personaje en Otelo de Shakespeare. Paco, pues soy Francisco (wow) y lo del Tempo del Morbo es lo que platicaré hoy.
Cuando tenía como 20 años comencé a andar con una mujer mayor que yo. Ella tenía un par de niños y obviamente yo lo único que quería era vivir ese momento y disfrutarlo. Pasé muchos momentos agradables con ella y fue tan inolvidable esa relación como todas las demás que he tenido aunque no recuerde ni sus nombres.
Un día por aquellas épocas, nos reunimos varios amigos a platicar y hacer lo que hacen los cuates a esa edad. Al poco rato uno de ellos sacó la guitarra y comenzamos a cantar las de dolor y en contra de ellas. Mi amigo sabía de la relación que tenía en esos momentos y le dije que me sentía medio raro porque no sabía qué iba a seguir en mi relación. En realidad era la primera vez que pasaba por ese tipo de dudas acerca de una relación sentimental. Entonces me dijo, "a ver que te parece esta canción", y cantó lo siguiente:

-¿Qué adelantas sabiendo mi nombre?
cada noche tengo uno distinto
y, siguiendo la voz del instinto,
me lanzo a buscar…-
-imagino- preciosa -que un hombre-
-algo más, un amante discreto
que se atreva a perderme el respeto…
¿no quieres probar?
vivo justo detras de la esquina,
no me acuerdo si tengo marido,
si me quitas con arte el vestido
te invito a champan-
le solté al barman mil de propina,
apuré la cerveza de un sorbo
(acertó quien “el templo del morbo”
le puso a este bar).
Peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.
Al llegar al portal nos buscamos
como dos estudiantes en celo,
un piso antes del séptimo cielo
se abrió el ascensor…
nos sirvió para el último gramo
el cristal de su foto de boda
no faltó ni el desfile de moda
de ropa interior.
-"en mi casa no hay nada prohibido
pero no vayas a enamorarte,
con el alba tendrás que marcharte,
para no volver
olvidando que me has conocido
que una vez estuviste en mi cama…
hay caprichos de amor que una dama
no debe tener”-
peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.
-Es mejor- le pedí -que te calles,
no me gusta invertir en quimeras,
me han traido hasta aquí tus caderas…
no tu corazón-
y después… ¿para qué más detalles?
ya sabeis… copas, risas, excesos,
¿cómo van a caber tantos besos
en una canción?
Volví al bar a la noche siguiente
a brindar con su silla vacía,
me pedí una cerveza bien fria
y entonces, no se,
si soñé o era suya la ardiente
voz que me iba diciendo al oído:
-”me moría de ganas, querido
de verte otra vez”.
Peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.


Cuando terminó de cantar (por cierto saludos a Don Victoriano) yo estaba en coma. Esa canción describía perfectamente lo que yo sentía o quería sentir por aquella mujer. Saber que eramos tan importantes el uno para el otro, que no nos necesitaríamos mas que en el momento en que estuvieramos juntos. "¡Qué chingona canción! ¿De quién es? ¿Quién la canta?", "Es de Joaquín Sabina, ¿no lo has escuchado?". Cantó otras canciones de Sabina que me parecieron igual de buenas que la primera.
Sin saberlo, ese día Sabina se convirtió en mi compositor favorito. Nadie, para mí, escribe cómo lo hace él y a lo que él le escribe. Como todos los que cantan, Sabina le escribe al amor, pero su concepto de éste yo lo comparto totalmente y lo expone en cada una de sus canciones y me es imposible creer que alguien pueda mejorar su concepción:

- Y decían que era amor la soledad que compartían...
- Cuántas veces hubiera dado la vida entera porque tú me pidieras llevarte el equipaje...
- Con ella descubrí que hay amores eternos que duran lo que dura un corto invierno...
- Y dile que la hecho de menos cuando aprieta el frío...
- Y algunas veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la Luna, y le hablo de esa amante inoportuna que se llama soledad... que se llama soledad...
- Yo quería dormir contigo y tú no querias dormir sola...
- Tuve dos mujeres, pero quise más a la que más me quiso...

Tengo todos sus discos y dvd's. Cada vez que ha venido a México desde aquella fecha, 1996, no me he perdido ninguno de sus conciertos. Muchos de mis amigos disfrutan tanto a Joaquín como yo, y a otros tantos he tenido que presentárselos, y tarde o temprano, les gusta, porque todos en algún momento nos sentiremos como lo escribe él en sus canciones:

- Le dí mis noches y mi pan, mi angustia y mi risa, a cambio de sus besos y su prisa...
- Y me envenenan los besos que voy dando...
- Me podrán robar tus días, tus noches no...
- Más triste que un torero al otro lado del telón de acero, así estoy yo, así estoy yo... sin ti...
- Más de cien palabras, más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valen la pena...

Peor para el sol, fue la primer canción que escuché de Joaquinito y se clavó en mí. Cada noche, a la vuelta de un coma profundo, sigo esperando llegar al Templo del Morbo, apurar la cerveza de un sorbo o un whisky sin soda y pedir quédate a dormir. Y sin embargo, tan joven y tan viejo like a rolling stone, y cansado de los besos que no me daban y con tanto tanto ruido, el joven aprendiz de pintor grita mentiras piadosas, y desde donde habita el olvido, quisiera decirle a ese el del espejo que está metido en mi pellejo, "me moría de ganas querido de verte otra vez"...



Gracias Joaquín...

jueves, 6 de agosto de 2009

Y el ganador fue... ¡Don Gato!

Después de una copiosa votación en la cual emitieron su sufragio 3 personas, de manera contundente, con 66% de votos a favor (no sin antes el ala desfavorecida exigiera un recuento voto por voto) el ganador de la encuesta cuál fue tu caricatura favorita fue Don Gato y su pandilla.
Y como prometer no empobrece, y gracias a Youtube, cumplir tampoco pues aquí está uno de los mejores capítulos de Don Gato, cuando se enamora de la enfermera de Benito. ¡Es Don Gato en todo su esplendor! Sólo les pido que no vayan a comer burbuburguesas en mal estado. Podrían sufrir burberitis. Como el video es muy largo, aparece en 3 partes.







Ah pero no podía dejar pasar el comentario del buen Mauro, visitante asiduo. Y como él abogó por Scooby Doo, pues también le cumplimos y ponemos un capítulo de Scooby. Genial cómo habla. Está dividido en dos capítulos.





¡Nos vemos y pronto otra encuesta!

Crónica de un predoctoral anunciado...

Ayer, miércoles 5 de agosto desperté sin ayuda de mi celular, que en los úlitmos días venía haciendo el trabajo madrugador puntualmente a las 5:20. Eran las 4 y media de la mañana y sabía que no podría volver a dormir, aunque yacer sobre la cama con los ojos cerrados repasando las Transformaciones de Lorentz y las Ecuaciones de Maxwell en forma covariante no se le puede llamar precisamente dormir. Salí de mi casa con rumbo a ciudad universitaria justo cuando sonó la alarma de mi celular. Un café en el 7&11 de Copilco para enterarnos que Blanco quiere regresar al América pero sin un tal Bauer que no se quien será, fue suficiente para darme cuenta que hacía más de tres semanas que no había podido dormir seis horas contínuas. En cinco horas más sabría si debería replantearme hacia dónde dirigir mi futuro o si continuaría con la vida de esfuerzo, sufrimiento y sacrificio que demanda el estudiar el Doctorado en Ciencias en el Instituto de Física de la UNAM.
A las 8:30 de la mañana, repasando en el Jackson el capítulo de Radiación multipolar me dí cuenta que otra vez comenzaba a temblarme la mirada; no podía enfocar bien y que me sudaban las manos de forma descomunal. "A la chingada, ¡ya lo que salga!", exclamé mientras cerraba el texto obligado de Electrodinámica Clásica que mantiene una estrecha relación con el Johnny Walker (en ambos casos hay versión, black, red and blue) y me estrujaba la cara sin acordarme que ya uso lentes. Saqué de mi escritorio ese libro de Genaro Villamil que habla de Peña Nieto y empecé a leerlo; conseguí relajarme un poco a costa de enojarme por las maquinaciones perversas entre las televisoras y el hijo pródigo del no-político-pobre atlacomulqueño (o atlacomulquense, whatever).
El día anterior, martes, había acreditado Mecánica Cuántica a pesar de que me habían suspendido el examen oral, que era el lunes, porque un sinodal no estaba presente. ¿Saben lo que se siente? El condenado al paredón esperaba esta fecha; él mismo se había vendado los ojos y ya parado en la pared esperaba resignado el "preparen, apunte, ¡fuego!"; y hora y media después despega un ojo de la venda y pregunta qué pasa, y el batallón le dice que mejor mañana lo fusilarían porque les hacía falta un elemento; no sería correcto. Mi cita con el otro triunvirato que evaluaría si sí o si no podría continuar con lo que vengo haciendo desde hace más de tres años era a las 9:40 de la mañana en la sala Carlos Ruíz Mejía. Cuarenta minutos después la puerta se abrió para ver salir a mi antecesor en juicio. "¿Cómo te fue?", "¡bien! eso creo, pero mejor no me hago ilusiones". Cinco minutos de incómodo silencio después se volvió a abrir la puerta invitando a pasar al que recién había salido. Un minuto después salía con una sonrisa en la cara, deseándome suerte mientras se alejaba mostrándome el pulgar de su mano derecha cerrada y la puerta de la Sala Carlos Ruíz Mejía cerrándose lentamente por el sistema automático. Una eternidad después, que duró un par de minutos, se volvió a abrir la puerta. El Dr. Jacques Soullard miró hacia ambos lados del pasillo y me preguntó en su español afrancesado "¿Francisco Hidalgo?, adelante por favor". Entré al salón del juicio sumario, corriendo hacia donde se encontraban las botellas de agua porque para ese momento mi garganta estaba seca como un desierto, mientras la puerta de la Sala Carlos Ruíz Mejía lentamente se cerraba.
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Durante los últimos meses he sacrificado todo. He dejado de ver a mi familia, a mis amigos, a mi pareja e incluso he descuidado mi trabajo que de no ser por mi jefe, y por la benevolencia del sistema público, ya me hubieran corrido. No he ido al cine, tengo una pila enorme de libros y películas que he comprado y que no he abierto siquiera. "Es injusto que te hagan esto", me dijo un chavo que había reprobado Mecánica Clásica y se desahogaba conmigo; "los sinodales no entienden por lo que uno pasa; uno está aquí, viene de provincia, sobrevives por la beca que te da CONACyT, y después de todo tu trabajo te digan 'no estás preparado, aún te falta'; ¿qué voy a hacer ahora? yo estoy solo aquí en la ciudad, no tengo familia, ya perdí la beca, si quiero continuar ¿de dónde voy a sacar dinero?". No pude decirle nada. Son dos semanas, lo que durán los exámenes, de una tremenda tensión en el ambiente.
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En fin. Hoy es jueves 6 de agosto. Estoy en casa de mi madre disfrutando de un buen café. Mientras escribo esto me doy cuenta que la mirada me sigue brincando. Espero salir en la noche con algunos amigos a embriagarme. Se acabó todo. Disfrutaré de una merecidas vacaciones los siguientes cuatro días. Necesito relajarme. No mucho, porque la siguiente semana comenzamos de nuevo. Ya acredité dos predoctorales. Faltan otros dos en enero. Lo logré.