Hoy me tomaré unos minutos para decir las razones del título de este blog: el Templo del Morbo de Paco Yago. Lo de Yago es por mi admiración al personaje en Otelo de Shakespeare. Paco, pues soy Francisco (wow) y lo del Tempo del Morbo es lo que platicaré hoy.
Cuando tenía como 20 años comencé a andar con una mujer mayor que yo. Ella tenía un par de niños y obviamente yo lo único que quería era vivir ese momento y disfrutarlo. Pasé muchos momentos agradables con ella y fue tan inolvidable esa relación como todas las demás que he tenido aunque no recuerde ni sus nombres.
Un día por aquellas épocas, nos reunimos varios amigos a platicar y hacer lo que hacen los cuates a esa edad. Al poco rato uno de ellos sacó la guitarra y comenzamos a cantar las de dolor y en contra de ellas. Mi amigo sabía de la relación que tenía en esos momentos y le dije que me sentía medio raro porque no sabía qué iba a seguir en mi relación. En realidad era la primera vez que pasaba por ese tipo de dudas acerca de una relación sentimental. Entonces me dijo, "a ver que te parece esta canción", y cantó lo siguiente:
-¿Qué adelantas sabiendo mi nombre?
cada noche tengo uno distinto
y, siguiendo la voz del instinto,
me lanzo a buscar…-
-imagino- preciosa -que un hombre-
-algo más, un amante discreto
que se atreva a perderme el respeto…
¿no quieres probar?
vivo justo detras de la esquina,
no me acuerdo si tengo marido,
si me quitas con arte el vestido
te invito a champan-
le solté al barman mil de propina,
apuré la cerveza de un sorbo
(acertó quien “el templo del morbo”
le puso a este bar).
Peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.
Al llegar al portal nos buscamos
como dos estudiantes en celo,
un piso antes del séptimo cielo
se abrió el ascensor…
nos sirvió para el último gramo
el cristal de su foto de boda
no faltó ni el desfile de moda
de ropa interior.
-"en mi casa no hay nada prohibido
pero no vayas a enamorarte,
con el alba tendrás que marcharte,
para no volver
olvidando que me has conocido
que una vez estuviste en mi cama…
hay caprichos de amor que una dama
no debe tener”-
peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.
-Es mejor- le pedí -que te calles,
no me gusta invertir en quimeras,
me han traido hasta aquí tus caderas…
no tu corazón-
y después… ¿para qué más detalles?
ya sabeis… copas, risas, excesos,
¿cómo van a caber tantos besos
en una canción?
Volví al bar a la noche siguiente
a brindar con su silla vacía,
me pedí una cerveza bien fria
y entonces, no se,
si soñé o era suya la ardiente
voz que me iba diciendo al oído:
-”me moría de ganas, querido
de verte otra vez”.
Peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.
Cuando terminó de cantar (por cierto saludos a Don Victoriano) yo estaba en coma. Esa canción describía perfectamente lo que yo sentía o quería sentir por aquella mujer. Saber que eramos tan importantes el uno para el otro, que no nos necesitaríamos mas que en el momento en que estuvieramos juntos. "¡Qué chingona canción! ¿De quién es? ¿Quién la canta?", "Es de Joaquín Sabina, ¿no lo has escuchado?". Cantó otras canciones de Sabina que me parecieron igual de buenas que la primera.
Sin saberlo, ese día Sabina se convirtió en mi compositor favorito. Nadie, para mí, escribe cómo lo hace él y a lo que él le escribe. Como todos los que cantan, Sabina le escribe al amor, pero su concepto de éste yo lo comparto totalmente y lo expone en cada una de sus canciones y me es imposible creer que alguien pueda mejorar su concepción:
- Y decían que era amor la soledad que compartían...
- Cuántas veces hubiera dado la vida entera porque tú me pidieras llevarte el equipaje...
- Con ella descubrí que hay amores eternos que duran lo que dura un corto invierno...
- Y dile que la hecho de menos cuando aprieta el frío...
- Y algunas veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la Luna, y le hablo de esa amante inoportuna que se llama soledad... que se llama soledad...
- Yo quería dormir contigo y tú no querias dormir sola...
- Tuve dos mujeres, pero quise más a la que más me quiso...
Tengo todos sus discos y dvd's. Cada vez que ha venido a México desde aquella fecha, 1996, no me he perdido ninguno de sus conciertos. Muchos de mis amigos disfrutan tanto a Joaquín como yo, y a otros tantos he tenido que presentárselos, y tarde o temprano, les gusta, porque todos en algún momento nos sentiremos como lo escribe él en sus canciones:
- Le dí mis noches y mi pan, mi angustia y mi risa, a cambio de sus besos y su prisa...
- Y me envenenan los besos que voy dando...
- Me podrán robar tus días, tus noches no...
- Más triste que un torero al otro lado del telón de acero, así estoy yo, así estoy yo... sin ti...
- Más de cien palabras, más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valen la pena...
Peor para el sol, fue la primer canción que escuché de Joaquinito y se clavó en mí. Cada noche, a la vuelta de un coma profundo, sigo esperando llegar al Templo del Morbo, apurar la cerveza de un sorbo o un whisky sin soda y pedir quédate a dormir. Y sin embargo, tan joven y tan viejo like a rolling stone, y cansado de los besos que no me daban y con tanto tanto ruido, el joven aprendiz de pintor grita mentiras piadosas, y desde donde habita el olvido, quisiera decirle a ese el del espejo que está metido en mi pellejo, "me moría de ganas querido de verte otra vez"...
Gracias Joaquín...
No hay comentarios:
Publicar un comentario