sábado, 16 de abril de 2011

Peor para el Sol

Hace más o menos un año (¡Dios, cómo pasa el tiempo!) me invitaron a participar en un podcast que estaban llevando por buen rumbo. Me invitó alguien que aprecio mucho. No diré cómo se llama porque estoy seguro que de los que visitan este sitio nadie lo conoce, pero si él lee esto pues sabrá de quién estoy hablando (ni yo me entendí... lo que hago para no decir el nombre de Daniel). En fin, la idea que acordamos era que yo escribiera algo corto, lo leyera apasionadamente y después se incluyera de fondo alguna canción que tuviera relación con la historia que acababa de contar, o directamente que estuviera basada en ella. La idea era promover cierto tipo de "letras" que dieran pie a la reflexión.

A mi me agradó mucho la idea, además de que nunca había hecho ese tipo de cosas, menos trabajar "en la web-radio", ni grabar ni escuchar mi garrasperosa voz. Lo mejor es que el señor productor me dio chance de que yo escogiera las historias y las canciones. Total, si no le gustaban pues me diría que no, al cabo él era el productor, director, flow manager y todo lo demás.

Como todo, y cuando menos uno se lo espera, aquello acabó. Grabé dos o tres "episodios" que según él no sonaban tan mal. Estoy convencido que era su forma eufemística de decirme "no sirves para esto". Hoy, husmeando en mi netbook, me encontré con la carpeta donde escribí todas aquellas historias. Algunas me gustan, otras más. Así que hoy incluiré una de aquellas historias que escribí hace tiempo, con el video de YouTube de la rola relacionada. No son muchas, así que en las siguientes entregas subiré las demás, a menos claro que haya algo nuevo de lo que quiera hablar.

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No voy a mentir al decir que la historia que estoy a punto de contarles es parte de mi vida. No puede ser mentira, puesto que así fue. Yo tenía 20 años y ella trabajaba en el mismo lugar que yo. Contaba con más de 30 años que le sentaban bastante bien, 2 hijos que nunca me presentó, un marido que la tenía en el peor de los abandonos y una inigualable sonrisa.

Tampoco voy a mentir diciendo que le envié flores y le regalé chocolates, pero sí compartimos muchas miradas y ratos felices antes de invitarla a salir por primera vez. No recuerdo cuánto tiempo estuvimos juntos, pero mientras lo estuvimos caminamos en silencio por muchas calles, soñamos en tantos parques, nos besamos bajo tantas lunas y compartimos varios amaneceres.

Hoy no sé qué será de ella. Hace más de 10 años que no la veo y sólo pienso en ella cuando la recuerdo. Fue la primera vez que pensé en compartir mi futuro con alguien, por lo que ahora pienso menos besando más. A veces llego al mismo bar después de las 6, donde tantas veces nos encontramos después de la oficina, me siento en la misma mesa donde la acaricié incansablemente y pido la misma cerveza que hace 10 años, esperando al término del primer sorbo escuchar su ardiente voz diciéndome al oído: me moría de ganas, querido, de verte otra vez.


Con Joaquín Sabina del album Física y Química de 1992, Peor para el Sol.


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