La tarde es fría mientras camino por la ciudad de México. Un viento atípico en los últimos días rasga mi rostro y los últimos momentos del último día del último mes del año 2011. Mis pasos son vigilados por el Angel de la Independencia y la Diana Cazadora. Camino sobre el Paseo de la Reforma. Es una calle preciosa. Me encanta recorrerla más por la tarde que de día o de noche. Y en invierno. Es en esta época cuando su belleza escondida surge de su interior, brotando y salpicando a todos los que tenemos la dicha de recorrerla. Esa belleza no se debe a los adornos navideños. Por supuesto que no. Los tonos marrones que pintan sus cielos, bordeados por los edificios, palmeras y esculturas, me brindan una alegría y optimismo como en ningún otro lugar.
Mis pasos me llevan a una plaza comercial cerca de Insurgentes. Recorro sus pasillos y encuentro una librería. Entro y echo un vistazo. La tienda está relativamente desierta. Todos atiborran las tiendas de ropa, de juguetes y de alcohol. Nadie regala libros en estas fechas, o quienes lo hacen son los menos. Sólo una vez he recibido por obsequio un libro y no fue muy de mi agrado: aunque admiro su trabajo, Rius no entra en lo que yo considero "libros". Decidí comprar un par, aunque al final fueron tres en total. Presentes para mí. Un par de clásicos que no he leído y que tarde o temprano hay que hacerlo: Los Miserables de Victor Hugo y Ana Karenina de Tolstoi, además de una colección de cuentos de Borges. Siempre que alguien con quien compartía mi vida me preguntaba qué quería de regalo de cumpleaños o de navidad, siempre daba al menos diez títulos de libros, incluídos los dos primeros. Luego me preguntaban por películas y discos, y al final me regalaban una bufanda o una taza. ¿Para qué molestarse con tanta pregunta entonces?
Al pagar en caja el trío de tesoros, recibí el mismo comentario de los últimos días al hacer cualquier compra. "Feliz año nuevo", musitó el empleado. "¡Ah, es cierto!, dije en tono de suma felicidad, ¡feliz año también para ti!". Mi audaz comentario, aunque en tono sorpresivo, logró arrancarle una sonrisa nerviosa al empleado. De esas sonrisas que significan "que ya se aleje este sujeto". Eso me alegró el momento.
Volví a caminar por los pasillos del centro comercial y encontré un café. El segundo mejor lugar para sentarse a pensar. El primero es un buen bar sin tanto ruido. Ocupé un lugar alejado del ir y venir de los clientes, en una mesita afuera del establecimiento. Una chica llegó a atenderme. Pedí un express doble seguido de un americano. "Enseguida", respondió la chica mientras me veía directamente a los ojos y sonreía. No entendí si me quiso decir algo con la mirada. Abrí mis recientes adquisiciones y hojeé los dos clásicos. No dediqué a esto más de un par de minutos. Pero Borges dedicó toda mi atención. Comencé a leer un primer cuento suyo. A la mitad de mi lectura, regresó la chica con mi orden. "Creí que primero querrías tu express doble; en cuanto me digas te traigo tu americano", me dijo sonriendo. Me agradó su sonrisa, se lo agradecí y volví a mi lectura. Terminé de leer ese primer cuento, junto con mi express, y cerré el libro. Borges me resulta increíble, fascinante. En sus cuentos, nunca encuentras un adjetivo de más. Él ejemplifica como nadie la máxima de "vale más encontrar el sustantivo perfecto que colgar adjetivos de más". Saqué mi libreta y mi pluma, las que siempre llevo conmigo, dispuesto a comenzar a escribir estas líneas. Le pedí a la chica que me trajera mi americano, lo cual hizo inmediatamente y ya sin la misma sonrisa anterior, pues ésta ya la disfrutaban un par de chicos en otra mesa. Y sonreían con ella. Eso me alegró.
Y comencé a emborronar mis pensamientos. Un año más que se iba. Un año dificil, de extremos, como han sido los recientes. Todos los años hago un recuento de lo pasado en el año. Atesoro lo bueno y lo malo. Toda experiencia es provechosa. Cosas muy buenas, seguidas de cosas muy malas. Sonreí cuando recordé alguna cosa curiosa. Me emocioné con algún triunfo ocurrido. Y cuando vinieron los momentos tristes, difíciles, dí un buen sorbo al café caliente para confundir la lágrima que derramaba con el dolor provocado por la quemadura en mi boca. Sigo sin creer que hay alguien que no volveré a ver en esta vida. Alguien con quien compartí todo y que ha partido de este mundo. Nos separamos hace más de un año. Cada quien que siguiera su camino, sin rencor y en buenos términos. Y al estar ahí en su sepelio, no creí que fuera quien estuviera en esa caja. La muerte ha pasado rozando mi vida y dejó mella. Pienso firmemente en escribir mi primer elegía. La primera y seguro que no será la última. Pero también pienso en ti que ahora has llegado a mi vida. Justo cuando sentía esa profunda pérdida llegaste tú. ¡Qué ironía encontrarte! Y que alegraras mi vida en esos momentos tan difíciles lo fue más. Lo que dure, ha de durar, siempre me he dicho. Y mientras dure, a ser feliz, juntos, si así lo quieres.
Bebí los últimos residuos de café y guardé mis cosas. Mi vista se alejó hacia la salida de la plaza comercial y suspiré con una mezcla de melancolía y resignación, y quizás un poco de esperanza. Esperanza. Eso es raro en mí. ¿Qué gozo puede haber en la vida cuando al mismo tiempo encuentras o provocas tanto dolor? Caminé nuevamente sobre Paseo de la Reforma hasta alcanzar mi coche. Ese olor a invierno nocturno sobre esa calle es inigualable. Quizás sea la última vez que lo percibo. Todos los días siempre pueden ser el último de hacer algo. Y no nos damos cuenta.
Ahora estoy tecleando mis emborrones. Terminando esta entrada del blog. Los emborrones que habían estado revoloteando en mi cabeza los últimos días y que no escribí en mi libreta. Porque no salí de mi casa. No caminé por Reforma, ni me sonrió esa chica, ni me quemé la boca mientras lloraba. Me quedé aquí, frente a la computadora, escribiendo y pensando, mientras el olor de la cena de año nuevo llena la casa de mi madre. Pienso en todo lo bueno y en todo lo malo de este año, y ahora no me quemo para justificar mis lágrimas. Pienso en mis amigos y les deseo lo mejor. A todos. Los vea o no. Pienso en sus males y tristezas y espero que pronto se solucionen, que alcancen la tranquilidad y el remanzo ordinario que existe en la vida, como yo espero que ocurra en la mía. Pienso en mis muertos y busco una resignación dificil del alcanzar. Y a punto de apagar la computadora, recibo tu primer mensaje de la noche. Creo que tenemos futuro si tú así lo decides. Pienso que tú me alegras la vida como hacía tiempo que no lo hacían. Lo que dura, ha de durar, pienso nuevamente. Espero que tú sí me regales a Victor Hugo o a Leon Tolstoi. Y pienso en el olvido en que tengo a muchos de mis amigos. Y también pienso que ya es una entrada suficientemente larga para celebrar que sobrepasamos las 5 mil visitas.
¡Feliz año a todos! A los que lean este blog, a los que lean esta entrada. Y a los que no, pues también.
"Ahora que las tormentas son tan breves y los duelos no se atreven a dolernos demasiado." Nada más que un intento por describir un poco lo que soy, lo que veo y lo que entiendo. Simplificando sueños y vaciando tragos mientras nos enfilamos a la vida que empieza cuando la propia acaba.
sábado, 31 de diciembre de 2011
viernes, 23 de diciembre de 2011
Letras románticas I
He de confesar algo. Para quienes me conocen de muchos años atrás no será nuevo. Para los que me conozcan recientemente pues quizás sea sorpresa y para los que no me conozcan es intrascendente, como casi todo lo contenido en este blog. Mi confesión es que soy un romántico. ¡Qué novedad! Pero hay que aclarar qué clase de romántico soy. Por que los hay de muchos tipos. No soy de los que regala flores en la segunda cita, o recita poemas al pie del balcón de su amada, o se tatúa su nombre como muestra de llevarla en la piel; ni de los que acosa en todo momento con llamadas, mensajes o correos cursis. Soy de otra especie. De aquella que cuando despierta piensa en esa persona. Que antes de dormir y en sueños dice su nombre. Del que se enamora 15 veces al día al contemplar la belleza que camina por las calles. Del que canta la canción que recuerda a la prenda amorosa, a la relación intensa o melancólica, al profundo momento de unión o de separación entre tú y yo, existas o no. Soy del tipo que en sus brazos susurra un verso, una estrofa de cierta canción en su oído, con la única intensión de hacerle saber lo que siento en ese momento, porque para mañana o en cinco minutos el sentimiento ya será otro. Soy de los que viven el amor escribiendo poemas. Y leyendo poemas. Y prosas y versos que sientan, griten y compartan lo que se siente en ese momento, de todas las maneras posibles: sonriendo, sufriendo, llorando, muriendo, creciendo, amando, viviendo por esa persona, por esa relación, sea la que sea. Por supuesto que también soy partidario del amor como lo describe Joaquín Sabina. Pero hay ocasiones en que Sabina es incapaz de describir ciertos sentimientos. No son parte de él. Hay que buscarlos en otro lado. Hay que buscarlos en ese tipo de románticos del que soy parte. Un romántico del estilo de Manuel Alejandro.
Sí, por supuesto, ya estoy escuchando la pregunta obligada: ¿quien chingados es Manuel Alejandro? Manuel Alejandro es un compositor, músico, arreglista y
productor español, que se ha mantenido en el medio desde los 60's. No voy a escribir una biografía de él, eso lo pueden ver en este link a wikipedia. Lo que quiero compartirles son algunas de sus canciones. ¡Puts, son hermosas!, románticas ciento por ciento. ¡No se cómo voy a elegir a las que pondré más adelante! En fin, vayamos paso a paso, ya me preocuparé por eso después. Entre las grandes voces de los 70's y 80's que grabaron sus canciones están José José, Raphael, Emmanuel, Rocío Jurado, Lupita D'alessio, José Luis Rodríguez "el puma", Julio Iglesias... ¡Puts, todas esas grandes voces románticas ochenteras! Y sigue vigente, pues por ejemplo recientemente Enrique Bunbury grabó la canción "Frente a frente" que es precisamente de Manuel Alejandro y que hizo famosa Jeanette en los 80's. Incluso, todas las canciones del penúltimo disco de Luis Miguel (el "Complices" del 2009) son de su autoría. Exceptuando a Luis Miguel, si soy fanático de todos los cantantes anteriores, es porque las canciones con las que me cautivaron fueron escritas por Manuel Alejandro (¡Todo mundo sabe que soy fanático de Luis Miguel!). Es decir, admiro a Manuel Alejandro por su concepto del amor.
Hay dos discos icónicos del romanticismo ochentero. Ambos compuestos en su totalidad por Manuel Alejandro. El "Intimamente... " de Emmanuel de 1980
y el "Secretos" de José José de 1983. El primero llegó a mi casa porque se lo regalaron a mi madre, y yo contando con 5 o 6 años me encantaba escucharlo. El segundo fue el primer disco que pedí que me compraran. Sí, así es. No parchis, no menudo, no timbiriche. Jeje recuerdo que mi mamá no podía creer que quisiera ese disco.
En fin, cual si fuera curso de "Letras románticas I", veamos dos canciones de cada uno de estos discos. Espero entiendan lo dificil que resultó escogerlas porque la verdad, todas las canciones que integran ambos discos son preciosas. Añadiré la letra, la canción y al final la razón por la que me encanta. Labor titánica, cabe mencionar.
Intimamente...
El día que puedas. Emmanuel
Ahora me voy, no me lo repitas,
estoy recogiendo las cosas precisas para irme a un hotel;
un par de pijamas, jabón, zapatillas,
y un par de camisas para no volver.
Ahora me voy, no me lo repitas,
también me he cansado de tantas mentiras de no serte fiel;
aquí en esta bolsa me cabe la vida,
con ella a la espalda, soy libre otra vez.
El día que puedas me mandas con alguien,
las cosas que ahora pudiera olvidar,
el libro de versos que yo te leía,
los días felices que no volverán.
El día que puedas me mandas con alguien,
las cosas queridas de mi propiedad,
las cosas comunes las tiras al aire,
que vuelen sin rumbo, que no duelan más, nunca más.
Esta canción me llega mucho. Demasiado. Plantea justo el momento de la ruptura de la relación, en el que uno sostiene la mirada al otro y quien la desvíe primero es quien ya no quiere saber más. ¿Cómo enfrentarlo? ¡Con valor! "Aquí en esta bolsa me cabe la vida, con ella a la espalda, soy libre otra vez". Hay serenidad en quien canta ante la ruptura, junto con un recuento de lo maravilloso que fue aquello vivido: "el libro de versos que yo te leía, los días felices que no volverán..."; y que sabe que a futuro, lo va a extrañar. Chillo con esta canción...
Intimamente...
Tengo mucho que aprender de ti. Emmanuel
Enséñame, enséñame, a ser feliz como lo eres tú,
a dar amor como me lo das tú,
a perdonar como perdonas tú,
sin recordar el daño nunca más, nunca más.
Enséñame, enséñame, a consolar como consuelas tú,
a confiar como confías tú,
a repartir sonrisas como tú,
sin esperar a cambio nada más, nada más.
Tengo mucho que aprender de ti, amor
tengo mucho que aprender de ti, amor
tu dulzura y fortaleza, tu manera de entregarte,
tu tezón por conquistarme cada día.
Tengo mucho que aprender de ti, amor
tengo mucho que aprender de ti, amor
como olvidas los enfados, como cumples las promesas,
como guías nuestros pasos cada día.
Enséñame, enséñame, a no mentir como no mientes tú,
a no envidiar como no envidias tú,
a ahogar las penas como lo haces tú,
a compartir la dicha como tú, como tú.
Tengo mucho que aprender de ti, amor...
Esta es la segunda canción que, de niño al escucharla, me hacía llorar. Obvio, todavía. Esta canción magnifica a la persona que amas, la encumbra al cielo donde admiras lo que hace, porque no sólo reparte sonrisas y ahoga penas, sino porque te arranca suspiros y sonrisas al estar a su lado. Te hace querer aprender a ver la vida como esa persona lo hace y qué mejor manera de lograrlo que estando a su lado. "Como olvidas los enfados, como cumples las promesas, como guías nuestros pasos cada día", ¿hay algo mejor escrito para decir la admiración y amor que le tienes a quien vive a tu lado?
Secretos
Lo dudo. José José
Anda y ve, te está esperando, anda y ve,
no lo hagas por mí, que al fin y al cabo
somos solo amigos.
Anda y ve, te veo nerviosa, anda y ve,
y que sientas con él, lo que en su día
tú sentías conmigo.
Pero lo dudo, conmigo te mecías en el aire,
volabas en caballo blanco el mundo,
y aquellas cosas no podrán volver.
Pero lo dudo, porque hasta a veces me has llorado con un beso,
llorando de alegría, y no de miedo,
y dudo que te pase igual con él.
José José con esa gran voz que tenía. ¡Qué canción! Otra manera de enfrentar, no nada más una ruptura, sino claramente una traición. Una traición a mí, a ti, a lo nuestro que teníamos. ¿Vas a buscar mejor fortuna lejos de mí? Está bien, "anda y ve, y que sientas con él, lo que en su día tú sentías conmigo". Pero soy categórico y firme en mi pronóstico: "pero lo dudo, porque hasta a veces me has llorado con un beso, llorando de alegría y no de miedo, y dudo que te pase igual con él..." Quien canta le da la libertad a su ex que se marche. Que haga lo mejor para su convenciencia. Pero sabe que en el fondo jamás podrá volver a ser tan feliz como lo fue con uno. Y eso es tristemente cierto.
Secretos
Esta noche te voy a estrenar. José José
No me dejas que te toque,
ni la sombra de tu pelo,
no me dejas que te roce
tu mejilla con un beso.
Si bailamos abrazados,
siempre estás diciendo "menos",
si me quedo con tus manos
las retiras al momento.
Ya está bien de niñerías,
ya está bien de tanto miedo,
ya no soy ningún muchacho,
sabes bien que te deseo.
Y en el fondo está lo mismo,
y en el fondo estás pidiendo,
que te llene de caricias
como yo lo estoy pidiendo.
Hasta aquí he podido aguantar,
pero ya no habrá "adios" sin mil abrazos.
Esta noche te voy a estrenar
y a beberme tu amor de un solo trago.
¿A quién no le ha pasado esto? ¡A todo mundo! Desde chavo hasta cuando ya uno es un experto en estos asuntos del filtreo, del ligue pues. Sabes que me gustas, yo se que te gusto, ¿porque no me dices que sí a lo que sea, aunque sea de una noche?, que seguramente será intenso, pasional, inmenso como nosotros. "Hasta aquí he podido aguantar", decimos, y plantamos el beso, abrazamos y luchamos contra esa resistencia que ofrecen y que al final vencemos para terminar con lo que habíamos perseguido durante toda una noche, o durante toda una vida.
-------
Wooow, que letras tan chidas de Manuel Alejandro. Y a quien no les guste, con su pan se lo coma...
Sí, por supuesto, ya estoy escuchando la pregunta obligada: ¿quien chingados es Manuel Alejandro? Manuel Alejandro es un compositor, músico, arreglista y
productor español, que se ha mantenido en el medio desde los 60's. No voy a escribir una biografía de él, eso lo pueden ver en este link a wikipedia. Lo que quiero compartirles son algunas de sus canciones. ¡Puts, son hermosas!, románticas ciento por ciento. ¡No se cómo voy a elegir a las que pondré más adelante! En fin, vayamos paso a paso, ya me preocuparé por eso después. Entre las grandes voces de los 70's y 80's que grabaron sus canciones están José José, Raphael, Emmanuel, Rocío Jurado, Lupita D'alessio, José Luis Rodríguez "el puma", Julio Iglesias... ¡Puts, todas esas grandes voces románticas ochenteras! Y sigue vigente, pues por ejemplo recientemente Enrique Bunbury grabó la canción "Frente a frente" que es precisamente de Manuel Alejandro y que hizo famosa Jeanette en los 80's. Incluso, todas las canciones del penúltimo disco de Luis Miguel (el "Complices" del 2009) son de su autoría. Exceptuando a Luis Miguel, si soy fanático de todos los cantantes anteriores, es porque las canciones con las que me cautivaron fueron escritas por Manuel Alejandro (¡Todo mundo sabe que soy fanático de Luis Miguel!). Es decir, admiro a Manuel Alejandro por su concepto del amor.
Hay dos discos icónicos del romanticismo ochentero. Ambos compuestos en su totalidad por Manuel Alejandro. El "Intimamente... " de Emmanuel de 1980
y el "Secretos" de José José de 1983. El primero llegó a mi casa porque se lo regalaron a mi madre, y yo contando con 5 o 6 años me encantaba escucharlo. El segundo fue el primer disco que pedí que me compraran. Sí, así es. No parchis, no menudo, no timbiriche. Jeje recuerdo que mi mamá no podía creer que quisiera ese disco.En fin, cual si fuera curso de "Letras románticas I", veamos dos canciones de cada uno de estos discos. Espero entiendan lo dificil que resultó escogerlas porque la verdad, todas las canciones que integran ambos discos son preciosas. Añadiré la letra, la canción y al final la razón por la que me encanta. Labor titánica, cabe mencionar.
Intimamente...
El día que puedas. Emmanuel
Ahora me voy, no me lo repitas,
estoy recogiendo las cosas precisas para irme a un hotel;
un par de pijamas, jabón, zapatillas,
y un par de camisas para no volver.
Ahora me voy, no me lo repitas,
también me he cansado de tantas mentiras de no serte fiel;
aquí en esta bolsa me cabe la vida,
con ella a la espalda, soy libre otra vez.
El día que puedas me mandas con alguien,
las cosas que ahora pudiera olvidar,
el libro de versos que yo te leía,
los días felices que no volverán.
El día que puedas me mandas con alguien,
las cosas queridas de mi propiedad,
las cosas comunes las tiras al aire,
que vuelen sin rumbo, que no duelan más, nunca más.
Esta canción me llega mucho. Demasiado. Plantea justo el momento de la ruptura de la relación, en el que uno sostiene la mirada al otro y quien la desvíe primero es quien ya no quiere saber más. ¿Cómo enfrentarlo? ¡Con valor! "Aquí en esta bolsa me cabe la vida, con ella a la espalda, soy libre otra vez". Hay serenidad en quien canta ante la ruptura, junto con un recuento de lo maravilloso que fue aquello vivido: "el libro de versos que yo te leía, los días felices que no volverán..."; y que sabe que a futuro, lo va a extrañar. Chillo con esta canción...
Intimamente...
Tengo mucho que aprender de ti. Emmanuel
Enséñame, enséñame, a ser feliz como lo eres tú,
a dar amor como me lo das tú,
a perdonar como perdonas tú,
sin recordar el daño nunca más, nunca más.
Enséñame, enséñame, a consolar como consuelas tú,
a confiar como confías tú,
a repartir sonrisas como tú,
sin esperar a cambio nada más, nada más.
Tengo mucho que aprender de ti, amor
tengo mucho que aprender de ti, amor
tu dulzura y fortaleza, tu manera de entregarte,
tu tezón por conquistarme cada día.
Tengo mucho que aprender de ti, amor
tengo mucho que aprender de ti, amor
como olvidas los enfados, como cumples las promesas,
como guías nuestros pasos cada día.
Enséñame, enséñame, a no mentir como no mientes tú,
a no envidiar como no envidias tú,
a ahogar las penas como lo haces tú,
a compartir la dicha como tú, como tú.
Tengo mucho que aprender de ti, amor...
Esta es la segunda canción que, de niño al escucharla, me hacía llorar. Obvio, todavía. Esta canción magnifica a la persona que amas, la encumbra al cielo donde admiras lo que hace, porque no sólo reparte sonrisas y ahoga penas, sino porque te arranca suspiros y sonrisas al estar a su lado. Te hace querer aprender a ver la vida como esa persona lo hace y qué mejor manera de lograrlo que estando a su lado. "Como olvidas los enfados, como cumples las promesas, como guías nuestros pasos cada día", ¿hay algo mejor escrito para decir la admiración y amor que le tienes a quien vive a tu lado?
Secretos
Lo dudo. José José
Anda y ve, te está esperando, anda y ve,
no lo hagas por mí, que al fin y al cabo
somos solo amigos.
Anda y ve, te veo nerviosa, anda y ve,
y que sientas con él, lo que en su día
tú sentías conmigo.
Pero lo dudo, conmigo te mecías en el aire,
volabas en caballo blanco el mundo,
y aquellas cosas no podrán volver.
Pero lo dudo, porque hasta a veces me has llorado con un beso,
llorando de alegría, y no de miedo,
y dudo que te pase igual con él.
José José con esa gran voz que tenía. ¡Qué canción! Otra manera de enfrentar, no nada más una ruptura, sino claramente una traición. Una traición a mí, a ti, a lo nuestro que teníamos. ¿Vas a buscar mejor fortuna lejos de mí? Está bien, "anda y ve, y que sientas con él, lo que en su día tú sentías conmigo". Pero soy categórico y firme en mi pronóstico: "pero lo dudo, porque hasta a veces me has llorado con un beso, llorando de alegría y no de miedo, y dudo que te pase igual con él..." Quien canta le da la libertad a su ex que se marche. Que haga lo mejor para su convenciencia. Pero sabe que en el fondo jamás podrá volver a ser tan feliz como lo fue con uno. Y eso es tristemente cierto.
Secretos
Esta noche te voy a estrenar. José José
No me dejas que te toque,
ni la sombra de tu pelo,
no me dejas que te roce
tu mejilla con un beso.
Si bailamos abrazados,
siempre estás diciendo "menos",
si me quedo con tus manos
las retiras al momento.
Ya está bien de niñerías,
ya está bien de tanto miedo,
ya no soy ningún muchacho,
sabes bien que te deseo.
Y en el fondo está lo mismo,
y en el fondo estás pidiendo,
que te llene de caricias
como yo lo estoy pidiendo.
Hasta aquí he podido aguantar,
pero ya no habrá "adios" sin mil abrazos.
Esta noche te voy a estrenar
y a beberme tu amor de un solo trago.
¿A quién no le ha pasado esto? ¡A todo mundo! Desde chavo hasta cuando ya uno es un experto en estos asuntos del filtreo, del ligue pues. Sabes que me gustas, yo se que te gusto, ¿porque no me dices que sí a lo que sea, aunque sea de una noche?, que seguramente será intenso, pasional, inmenso como nosotros. "Hasta aquí he podido aguantar", decimos, y plantamos el beso, abrazamos y luchamos contra esa resistencia que ofrecen y que al final vencemos para terminar con lo que habíamos perseguido durante toda una noche, o durante toda una vida.
-------
Wooow, que letras tan chidas de Manuel Alejandro. Y a quien no les guste, con su pan se lo coma...
viernes, 16 de diciembre de 2011
De silencio y partida
De silencio y partida inundas mi vida,
Cubres de nada mis sueños voraces,
Saltas tejados, balcones, cornisas,
Triste me suenan tus excusas audaces.
Yo que te sigo pensando profundo,
Pensando conmigo, sin fin, cada instante,
Tú te dilatas cual sombra distante,
Creciendo en ti nuevos abismos nocturnos.
Tu "ya quiero verte" no suena sincero,
Tu "cómo te extraño" atiza mi fuego
De llamas de celos por no ser tu dueño,
Que encienden mis hojas, quemando estos versos.
Cubres de nada mis sueños voraces,
Saltas tejados, balcones, cornisas,
Triste me suenan tus excusas audaces.
Yo que te sigo pensando profundo,
Pensando conmigo, sin fin, cada instante,
Tú te dilatas cual sombra distante,
Creciendo en ti nuevos abismos nocturnos.
Tu "ya quiero verte" no suena sincero,
Tu "cómo te extraño" atiza mi fuego
De llamas de celos por no ser tu dueño,
Que encienden mis hojas, quemando estos versos.
lunes, 12 de diciembre de 2011
La utopía perfecta
Soneto.
He de confesarte que a estas alturas
eres sin duda utopía perfecta.
Suspiro etéreo, sueño entre penumbras
y abrigo que cubre mi larga espera.
Cuando tus manos me brindan ternura,
todo mi mundo se invierte al instante;
cálido a frío, prudencia en locura,
tu voz en silencio, todo en restante.
Cielo prohibido, mi calma serena,
tu cuerpo no es mío y eso me enferma,
purgo en silencio la triste condena
de verte con otro y ya no ser tuyo.
Regreso a mi vida, lloro iracundo;
contigo distante, yo me derrumbo.
He de confesarte que a estas alturas
eres sin duda utopía perfecta.
Suspiro etéreo, sueño entre penumbras
y abrigo que cubre mi larga espera.
Cuando tus manos me brindan ternura,
todo mi mundo se invierte al instante;
cálido a frío, prudencia en locura,
tu voz en silencio, todo en restante.
Cielo prohibido, mi calma serena,
tu cuerpo no es mío y eso me enferma,
purgo en silencio la triste condena
de verte con otro y ya no ser tuyo.
Regreso a mi vida, lloro iracundo;
contigo distante, yo me derrumbo.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)