Desde los 8 años me dí cuenta que vestido de mujer me veía muy bien. Uno de los primeros vestidos que me probé fue el dominical que usaba mamá para ir a misa. Recuerdo habérselo modelado a papá, que sin quitar su atención al televisor, me dijo que se lo mostrara a mi madre, confundiéndome seguramente con una de mis hermanas. Nunca entendí en que mundo vivió papá.
Siempre fui de hombros cortos y largos brazos. Mis hermanas, mayores que yo, envidiaban mi destreza al caminar con tacones. Sus zapatos de tacón. A los 18 años, tras la separación de mis padres, decidí salir a la calle en mi nueva identidad, por primera vez. Toda mi familia estaba de cabeza. Mis hermanas lloraban por mis padres, ellos querían rehacer de algún modo sus vidas por separado, y yo simplemente quería encontrar mi lugar en este mundo. 18 años no son fáciles y menos cuando no sabes bien quién eres. Y así me enfundé en ese ceñido vestido rojo. Me coroné con esa peluca trigueña que resaltaba mis cejas y me maquillé cuidadosamente. Me veía hermoso. Me veía hermosa. Y ese día salí a la calle como Jazmín. "Seda y marfil, sí Jazmín... Jazmín, prohibido prohibir... Ese es el precio de ser feliz..."
Mis hermanas me descubrieron un día. Quedaron sorprendidas por lo bien que me veía. Nunca me reprocharon nada. Creo que para ellas siempre fui su hermanita pequeña. Papá y mamá decidieron no hacer caso a los rumores que les llegaban de mí. Mamá prefirió hundirse en la bebida con sus amigas y papá con veinteañeras que le quitaban su dinero.
Una noche, caminando por el centro de la ciudad descubrí al hombre de mi vi`a; era un buen señor de cierta edad. Sentado en la terraza de un hotel, no pudo evitar saludarme e invitarme a acompañarlo, y yo no pude negarme. Supe que era un ejecutivo, jefe de una agencia de publicidad. Olía un perfume de Givenchi. Se llamaba Rufino.
El tiempo que duramos juntos fue maravilloso. Un año completo. El me trató siempre como una dama y yo, a veces, lo traté igual en la cama. Era casado y tenía dos hijos, y sé que fue feliz conmigo. Me encantaba verlo bailar con su traje de pingüino. Un día me citó en el mismo hotel donde nos vimos por primera vez. Decidió terminar conmigo. Yo no protesté ni lloré. Sabía que no sería para siempre y le agradecí el tiempo que estuvimos juntos. Sin embargo, a veces pienso en él y sé que él piensa en mí. Y de noche, por no sentirse solo recordará nuestros días felices; recordará el sabor de mis besos, y entenderá en un sólo momento qué significa un año de amor.
Casi quince años han pasado de él, quien ha sido el único hombre con el que viví algo parecido. Hoy vivo casado con una buena mujer y tenemos tres hijos que son mi adoración. Ella sabe de mí y me acepta. Sabe que es un gusto que me doy y no le importa. Además le ayudo a elegir mejor su ropa. Una vez al mes salgo como Jazmín. Me encanta recorrer los bares y saber que les soy atractivo a muchos hombres, jóvenes y maduros. Algún día dejaré de hacerlo, cuando ya no pueda disimular los años. Y cuando eso ocurra, para encontrar a la niña que fui, y algo de todo lo que perdí, miraré hacia atrás y buscaré entre mis recuerdos...
"Ahora que las tormentas son tan breves y los duelos no se atreven a dolernos demasiado." Nada más que un intento por describir un poco lo que soy, lo que veo y lo que entiendo. Simplificando sueños y vaciando tragos mientras nos enfilamos a la vida que empieza cuando la propia acaba.
viernes, 23 de marzo de 2012
sábado, 17 de marzo de 2012
Casi 7 mil entradas
No hace mucho celebraba que ya llegaramos al umbral de las 5 mil entradas y ahora me encuentro con que estamos a punto de llegar a las 7 mil. Muchas gracias a todos los que sean asiduos a estas banalidades que escribo, que me brindan un poquito de felicidad cada vez que las creo, que las construyo en mi cabeza formando una idea y que al final nacen en palabra, frase y entrada.
Me dedico a la Física. Los últimos años de mi vida han sido de un esfuerzo enorme por alcanzar la maestría en Ciencias, y actualmente terminar mi Doctorado. La UNAM y el Instituto de Física son demandantes. La ciencia lo es. Y por eso le reprocho la atención que exige, la que me prohibe colmarme de los autores, de los textos que me brindan una paz como en ningún otro lado. Esos autores de poesías, de cuentos, de novelas que vuelcan el corazón en cada verso, en cada oración. Y justo esa limitación me impide continuar con mi escritura. ¿Cuántas novelas revolotean en mi cabeza? Cuántos cuentos o poemas, y todos ellos obligados a ser sepultados, a no ver la luz, a volverse "no nacidos' de mi creación.
Empecé este blog hace ya más de dos años por un intento tanto de escribir, como de permanecer en contacto con mis amigos. Tratar de escribir los aconteceres más relevantes en mi vida, para que ellos se enteraran y, de cierta forma, formaran parte. Con el tiempo, eso se fue transformando, y se convirtió en el rincosito donde puedo escribir y mostrar a todo mundo lo que siento, sea un soneto, un pensamiento, lo que me hace feliz o me encabrona. Notas periodísticas, el triunfo de la selección, cualquier cosa se ha convertido en 'algo más' aquí. Desde los vulgares y simples links hasta los YagoVersos, que tanto me colman de dicha, aunque sean los menos visitados. Me resulta increíble que de todas las entradas que tengo, la más visitada sea la titulada Tres historias Gays. Jeje estoy seguro que este blog es el menos gay de todos los blogs con tendencia gay de la red. Es tan poco gay, que estoy seguro que ni es gay. Pero a la comunidad lo que pida, igual en un futuro escribimos algo más gay, no se, como la historia de mi vida o la de Francis, jeje. Casi son idénticas, salvo que Francis fue famoso.
Estamos en marzo, comenzando la primavera. Las flores florecen, los verdes campos reverdecen, los cielos azules "azulecen", y mi alergia crece. Mi nariz se costipa, me lloran los ojos; mocos, tos y estornudo mis acompañantes diarios, mi garganta se cierra y mis ojos no soportan la luz. En los peores momentos una brutal comezón de paladar, de oído y de barba me atacan juntas, coordinadas, y todo se corona cuando me hincho de la cara como sapo. Debe ser la alergia al polen. O a la felicidad intrínseca de los demás, que trae la primavera consigo, y de la que no soy parte. Prefiero el invierno. El frío helado que traspasa la piel y nubla el pensamiento, que obliga a aceptar cualquier cita con tal de estar cerca de un cálido cuerpo abandonado. Sí, prefiero el invierno, con sus noches largas, con su fin de año inherente, con sus calles colmadas de frío, con la necesidad de las personas de alcanzar redención de cualquier forma, lo más humanamente posible, para olvidar los pecados y tristezas cometidos en un año. Sí, el invierno en el hemisferio norte es lo mejor.
¿Qué reflexión más grande puedo brindar para cerrar esta entrada? Una me llega a la mente. Extraída de un excelente disco, de Alejandro Filio "En directo". Dice así Rogelio Botanz, con quien canta en ese disco en un par de rolas: "Si alguien dijera 'en mi casa no hay paz', salgo en busca de paz, a la casa del vecino, o hasta el último rincón del mundo. Pero si en su casa tuviera paz, no salgo en busca de guerras; perderá la paz y la casa, regados, hasta el último rincón". Y es neto lo que dice. Nadie sale a buscar algo que ya tiene en casa. Podrías perderlo todo por buscar algo más. Chingón!
Me dedico a la Física. Los últimos años de mi vida han sido de un esfuerzo enorme por alcanzar la maestría en Ciencias, y actualmente terminar mi Doctorado. La UNAM y el Instituto de Física son demandantes. La ciencia lo es. Y por eso le reprocho la atención que exige, la que me prohibe colmarme de los autores, de los textos que me brindan una paz como en ningún otro lado. Esos autores de poesías, de cuentos, de novelas que vuelcan el corazón en cada verso, en cada oración. Y justo esa limitación me impide continuar con mi escritura. ¿Cuántas novelas revolotean en mi cabeza? Cuántos cuentos o poemas, y todos ellos obligados a ser sepultados, a no ver la luz, a volverse "no nacidos' de mi creación.
Empecé este blog hace ya más de dos años por un intento tanto de escribir, como de permanecer en contacto con mis amigos. Tratar de escribir los aconteceres más relevantes en mi vida, para que ellos se enteraran y, de cierta forma, formaran parte. Con el tiempo, eso se fue transformando, y se convirtió en el rincosito donde puedo escribir y mostrar a todo mundo lo que siento, sea un soneto, un pensamiento, lo que me hace feliz o me encabrona. Notas periodísticas, el triunfo de la selección, cualquier cosa se ha convertido en 'algo más' aquí. Desde los vulgares y simples links hasta los YagoVersos, que tanto me colman de dicha, aunque sean los menos visitados. Me resulta increíble que de todas las entradas que tengo, la más visitada sea la titulada Tres historias Gays. Jeje estoy seguro que este blog es el menos gay de todos los blogs con tendencia gay de la red. Es tan poco gay, que estoy seguro que ni es gay. Pero a la comunidad lo que pida, igual en un futuro escribimos algo más gay, no se, como la historia de mi vida o la de Francis, jeje. Casi son idénticas, salvo que Francis fue famoso.
Estamos en marzo, comenzando la primavera. Las flores florecen, los verdes campos reverdecen, los cielos azules "azulecen", y mi alergia crece. Mi nariz se costipa, me lloran los ojos; mocos, tos y estornudo mis acompañantes diarios, mi garganta se cierra y mis ojos no soportan la luz. En los peores momentos una brutal comezón de paladar, de oído y de barba me atacan juntas, coordinadas, y todo se corona cuando me hincho de la cara como sapo. Debe ser la alergia al polen. O a la felicidad intrínseca de los demás, que trae la primavera consigo, y de la que no soy parte. Prefiero el invierno. El frío helado que traspasa la piel y nubla el pensamiento, que obliga a aceptar cualquier cita con tal de estar cerca de un cálido cuerpo abandonado. Sí, prefiero el invierno, con sus noches largas, con su fin de año inherente, con sus calles colmadas de frío, con la necesidad de las personas de alcanzar redención de cualquier forma, lo más humanamente posible, para olvidar los pecados y tristezas cometidos en un año. Sí, el invierno en el hemisferio norte es lo mejor.
¿Qué reflexión más grande puedo brindar para cerrar esta entrada? Una me llega a la mente. Extraída de un excelente disco, de Alejandro Filio "En directo". Dice así Rogelio Botanz, con quien canta en ese disco en un par de rolas: "Si alguien dijera 'en mi casa no hay paz', salgo en busca de paz, a la casa del vecino, o hasta el último rincón del mundo. Pero si en su casa tuviera paz, no salgo en busca de guerras; perderá la paz y la casa, regados, hasta el último rincón". Y es neto lo que dice. Nadie sale a buscar algo que ya tiene en casa. Podrías perderlo todo por buscar algo más. Chingón!
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