viernes, 27 de julio de 2012

Cercano al Vaticano

Bueno, bueno. Ultima entrada desde hace tiempo. Congresos, trabajo, resultados... Cero alcohol y mucho gusto porque se acerca poco a poco el fin de todo este rollo. La noche es más fría cuando está a punto de amanecer. Lo mismo pasa con el grado. Tan cerca y tan lejos. Tendremos que mandar al olvido, otra vez, todo, o casi todo. Adios a los amores de una noche que se quedan todo un verano, adios a las noches de música, de orgías trasnochadas, de desenfreno y desvelo, de salir desubicado mientras todos a tu alrededor van al trabajo. Aislarnos probablemente hasta que pase el invierno. Uno más que más da. Es la única forma en que eficientemente trabajo. Para bien o para mal.

De política mejor no hablo. Estoy harto y decepcionado. De mi pueblo y aburrido de AMLO. Defiendo lo que creo y defender a AMLO sería lo más ridículo que haya hecho. No veo diferencia en forma entre su discurso y el hitleriano: los que están conmigo quieren una patria mejor, los que no son traidores, vendepatrias. Esos que lo siguen y que se llaman de conciencia histórica en realidad se les olvida la misma cuando les conviene. Se pinta como la única persona capaz de salvar al país. Así de pobre y exótica la política de mi México.

Y yo de mientras pasando unos días en la bella Italia. Sicilia primera parada. No vacaciones: trabajo, trabajo y más trabajo. Mi segunda venida (... Mejor primero yo que el que murió en la cruz) y hay que disfrutarla un rato. Después en Roma. Espero encontrarme a Leonardo da Vinci, aunque sea por un rato, o a Michelangelo. Acá se escuchan cosas difíciles entre los chavos. La vida es cara en Europa y ya no pueden costear lo que antes obtenían de sus padrees fácilmente. Lo mismo alemanes, daneses o italianos. Europa y el mundo vive cosas difíciles: tiempo de un cambio. La humanidad no sabe de estabilidades, mas que en los tiempos más oscuros de su historia.

Aquí, Erice, es un sitio turístico. Calles y edificios que antes eran laberintos y fortalezas. La belleza multicultural que observo es como en todos los sitios similares: temporal, pasajera, una transeunte veraniega. Pero en algún rincón la encuentras atendiendo una mesa, limpiando su negocio, la belleza propia de estas calles que permanece y que es radiante, más que el adorno momentáneo del visitante.

Espero tenerles noticias de la belleza en Roma. Muero por caminar por sus calles. Centro capitalista del cristianismo. No es el centro de la fe cristianojudía. Eso es territorio árabe.

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Espero que no me incinere al pisar el Vaticano,
no se encienda el suelo a mis pies debajo,
ni derrumbe sus pilares, radiantes en mármol
puro, limpio, perfectamente tallado.
Me cerrarán caminos,
me cerrarán el paso,
aterrados, por mi figura ominosa,
de sonrisa perdida y de fe desterrada,
asustados por la penetrante mirada
de quien está retadoramente contra todo
y de acuerdo con absolutamente nada.
Un valiente defensor de Benedicto
se interpondrá entre su Iglesia y mis pasos,
me mirará de frente, inmutado, señalando
que regrese y retome el camino.
Yo lo miraré serio entre tinieblas,
reiré de su virgen y de sus rosarios,
de su corona de espinas
y de su manto sagrado,
le daré un beso en la mejilla,
¿qué compraré con mis 30 centavos?

2 comentarios:

  1. Que buena prosa, me parece que cada vez mejor, interesantes y certeras reflexiones y hermosos versos.
    Un abrazo desde territorio árabe!

    Lucia

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