sábado, 19 de junio de 2010

En inconsolable luto...

José Saramago ha muerto. ¡Cuánta tristeza nos abraza! Nos sentimos pequeños, solos, abandonados, casi hundidos en un profundo abismo de perdición. El camino se torna distante, confuso y lejano, y nuevamente, como hace muchos años, nos volvemos a sentir desamparados.

El capital y el conservadurismo se escuda en la ignorancia. Crece y prolifera en el oscurantismo, se convierte en su propio caldo de cultivo donde se reproduce. No puede haber crítica si no hay conocimiento. El capital no necesita conocimiento, no necesita crítica. Requiere para crecer hambre, miseria, desesperación, ignoracia y pobreza. Y todo eso lo consigue con dinero. La izquierda, la verdadera izquierda, la comunista, económicamente pobre, pero numéricamente superior, requiere del pensamiento, necesita de conocimiento para señalar errores e injusticias, necesita del pensamiento humano para crecer, ¡porque es pensamiento puro! Esto se consigue con los hombres. Y los hombres son insustituibles a diferencia del capital. No hay un FMI ni un Banco Mundial de hombres, de cerebros, de críticos empecinados en construir un mundo más justo, más igualitario, uno mejor.

Y hoy, al leer la noticia de la muerte de José Saramago mi pluma tiembla, mi mano se estremece y mi mirada voltea al cielo pensando en las futuras batallas de esta interminable lucha de clases sociales que, ante la pérdida de Saramago, se tornarán difíciles. El conservadurismo ríe, el capital se regodea y la clase proletaria se siente debilitada. ¿De dónde saldrán las críticas a la injusticia? ¿Quién erguirá la bandera contra los opresores? ¿Quién blandirá la espada literaria contra la oligarquía y la injusticia social que azotan a este siglo postneolibeal? ¿Quién enfrentará a la cerrazón con la cordura del raciocionio de las palabras? ¿Quién defenderá poéticamente a los que menos tienen, a los desamparados, a los sinrostro, a los sinfuturo? ¿Quién se enfrentará cara a cara con Dios y le sacará la lengua a su omnipresencia, a su ingenuidad y a su ignorancia? ¿Quien hablará por Saramago, por Montemayor? ¿Quién, de algún modo, se llevará esta profunda tristeza que a los hombres de izquierda, a los comunistas como él lo fue, hoy nos invade?

¡A construir entre nuestros hombres y mujeres los siguientes personajes históricos! ¡A creer en nuestros compañeros y ayudarles a crecer! ¡A forjar en los jóvenes la crítica, el estudio y la conciencia social, que de ahí saldrán nuestros futuros pensadores! ¡Que aquellos se queden con su capital! ¡Nosotros tenemos el pensamiento, la duda, la crítica y la razón histórica! Como escribió hace casi cien años Miguel Hernández, poeta y comunista español, asesinado por la dictadura franquista:

"¿De dónde saldrá el martillo verdugo de esta cadena? ¡¡¡Que salga del corazón de todos los hombres jornaleros!!!"

Atentamente,
PacoYago
En inconsolable luto
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